sábado, febrero 14, 2009

Diez Años Menos...

Anoche pude saborear la felicidad...
Al contrario de lo que creía que normalmente pasaría, eras tu quien me besaba y entre cada suspiro solo era capaz de preguntarte si sabías en realidad cuán feliz me hacías, estabas hermosísima... eras un ángel que hacía desaparecer al resto del mundo, me llevaste al cielo en unos instantes y aún siendo la niña que eres no tenías nada que envidiarle a una mujer adulta, brotaba de ti una peligrosa sensualidad a la que nunca pensaría resistirme.
Tan solo fueron unos minutos en el paraíso y algo me regresó a la realidad, desperté solo en mi habitación y ya estaba cerca el amanecer, con rabia sequé el sudor y las lágrimas de mi rostro y traté de conciliar el sueño nuevamente pensando en esa última vez que me recibiste con un abrazo al frente de tu casa.
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Y es que si al menos hubiera sospechado que no te volvería a ver en tantos años seguramente te habría abrazado más fuerte y por más tiempo esa mañana...

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Si por lo menos en mi mente alguna vez se me hubiera atravesado la idea de perderte, seguro hubiese sido yo quien ese día corría hacia tus brazos en lugar de agacharme solamente a besar tu mejilla.

Y es que hoy... más de cinco años después tengo atorado en el pecho tu recuerdo, la dulzura de tu timidez que me hacía sentir sensacional sabiendo que de todos los extraños y extravagantes amigos de la familia, solo me permitías a mí acercarme y compartir tus juegos y tus tareas, saber que era yo quien podía consolarte y sentarme a tu lado después de una de tus pataletas de niña caprichosa.

Cuanto deseo volver a tener la oportunidad de cruzarme en tu camino...

Y aunque para muchos sea absurdo, y aunque a muchos les parezca completamente loco, tú con diez años menos me dejas sin aliento...

Pero esa no es la mala noticia, lo que lleva ya varias noches robándome el sueño es la frialdad con la que hoy esquivas mis intentos de volver a hacer parte de tu vida.