viernes, agosto 27, 2010

Perdona que te dé la espalda

No me pidas explicaciones, sinceramente no sé bien porqué rehúso a la oportunidad de verte si con sólo unas palabras iluminas por completo mi día, debo admitirlo me tienes en tus manos…
No, tal vez eso es justo lo que trato de impedir, no quiero perder mi voluntad, no puedo permitir que mi amor y mi deseo hagan de mí una marioneta cuyas cuerdas irremediablemente terminarían en tus manos, aún cuando sé que ahí estaría seguro, eres una niña maravillosa por eso agradezco a esa parte de mi pasado que me dio la oportunidad de pasar tiempo a tu lado, de dibujar mi imagen en tu memoria y de hacer de mi voz algo familiar para ti.
Si, se trata de quien quiero ser para ti, se trata del lugar que quiero ocupar en tu vida; es justamente eso lo que no me permite estar tan cerca como quisiera.
Ojalá tuviera una estrategia convincente para no arriesgarme a perderte, pero sólo puedo confiar en evitar los caminos de antes aunque eso signifique verte sólo desde lejos.

domingo, agosto 15, 2010

Tengo algo que contarte

-Sabes? Hoy volvimos a vernos...
Aunque pasé mucho tiempo tratando de olvidarla no lo conseguí, debo aceptarlo... dejé de luchar con la razón y poco a poco volvimos a hablarnos, no tiene mucho misterio ya conoces cuanto me cuesta guardar rencor.
No tenía un plan para esta tarde, igual a la última vez que te ví. Sin detenerme a pensar en qué hacer pero decidio a verla esperé toda la semana y terminé justo en el mismo lugar al que fui contigo...
Las cosas no han cambiado mucho a decir verdad, su energía y su vitalidad siguen como las recuerdo, sus ojos siguen brillando alegres y su piel todavía me inspira la misma ternura de antes.
-Entonces? Qué ha cambiado?
Caminaba junto a ella por los mismos pasillos que recorrí contigo, pero yo no dejaba de pensarte... ella me hablaba emocionada sobre muchas cosas mientras yo sonreía, no por sus historias, sino por los recuerdos de esa tarde que nos perdimos juntos. Fue difícil dejar de revivir las vueltas que dimos buscando ese restaurante que me encanta y que quería que conocieras.
Tal vez tuve suerte al haber estado allí en un día tan agitado como hoy porque en mi cabeza gritaba con todas sus fuerzas tu recuerdo y más de una vez tuve que detenerme antes de decir su nombre porque sabía que estaba a punto de llamarla por el tuyo...