Sentí el sonido de la puerta que se cerraba más grave y fuerte de lo que hubiera esperado, retumbó entre mi pecho y mi espalda como una explosión que me dejaba desgraciadamente satisfecho, era una sensación como de haber encerrado mis problemas y de estar enredándome con la refrescante brisa de la irresponsabilidad, quería abandonarlos y salir corriendo para así sin preguntas ni reproches abandonarme a mi mismo. Hubiese querido prolongar el portazo por más tiempo... pues apenas terminé de darle la espalda a aquella puerta y empecé a recordarla, era única, producía un sonido particular, sabía cuando estaba entre abierta, cuando se estaba cerrando o cuando se estaba abriendo, no la había tocado más de lo necesario pero imaginaba lo suave que podía llegar a ser, no se mucho de puertas, es más creo que ésta ha sido la primera a la que le doy importancia pero es que era justamente esta la que valía la pena.
Sin dar un paso siquiera empiezo a tener la extraña impresión de que se aleja, no se si soy yo o la puerta pero la distancia no es la misma, me siento inseguro, cuanto me servía esa puerta.
Pero bueno ya esta hecho, hay un mundo por delante y la puerta y yo tenemos caminos distintos, ella guardará todos los tesoros de siempre y yo, ... yo seguramente tendré que buscar los míos. Que digo!!! Otra vez pensando en la puerta, y es que no me puedo acordar de que haría mi yo de antes al abandonar una puerta, tanto pudo llegar a cambiarme? Se que habrán más puertas en mi camino, no solo puertas, sino ventanas, arcos y uno que otro túnel pero es que mi puerta era esa que dejé atrás.
Y es que no es asunto de buscar otra puerta por buscar otra puerta, no es que vaya a mirar por una ventana entonces para olvidar aquella particular, suave y tan mal aprovechada puerta, lo que necesito es encontrar la razón para verla de la misma forma en que veo esa aglomeración de puertas, ventanas, arcos y túneles que se mezclan, giran y se empegotan a mi alrededor.
Pensándolo bien si esa puerta alguna vez me hubiese visto de la misma forma en que yo la veía a ella nunca me habría dejado salir, si fuera yo me trabaría tercamente al menos para que pensara bien hacia donde ir, subiría mi cerradura donde la llave no pueda alcanzarla o le desearía lo mejor en su camino; pero ella no, ella fríamente cumplió con su deber de puerta, además como buena puerta nunca me recrimino si iba o venía... debo confesar que muchas veces entre y salí solo para fastidiarla pero ella solo me decía que tranquilo que para eso estaba, era irritablemente paciente y objetiva tanto que me llevó a esto.
No disfruto de tanto calor y el sol hace que entrecierre los ojos, ella siempre lo supo, muchas veces me encerraba por gusto y empecé a disfrutar ese tiempo a su lado pero para ella solo era su función como puerta, nunca dejó de ser quien era por mi, mientras que yo olvide absolutamente todo para tener la excusa de necesitarla. Ahora, estoy a la deriva mientras ella sigue siendo la puerta de siempre, seguramente el paso de los días la cambie un poco, nada radical, la gente dirá que es de buena madera, yo solo diré que es de piedra.