Un Camino Distinto.

Hace unos días venía planeando salir a pasear y subir el cerro de Monserrate, un cerro que queda al oriente de Bogotá y es el límite de la ciudad donde generalmente van en peregrinación pues en la cima se encuentra el Santuario del Señor Caído de Monserrate. Bueno, después de subir y desayunar detrás del Santuario, decidí buscar un camino de bajada diferente al de peregrinación ya conocido y tomé un camino más silvestre...

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Demasiado silvestre a decir verdad, ¡Que rabia, justo hoy dejé la cámara! Bajando detrás del cerro empezó a desaparecer el pequeño sendero que creía nos servía para bajar del cerro, la basura de la que me quejé al inicio desapareció también, no se veían más platos ni cucharas desechables, era solo la naturaleza, un amigo y yo, el camino que seguíamos resultó ser un pequeño camino creado por el correr del agua, subimos a otro cerro para ubicarnos mejor y ya estábamos a unos cuantos kilómetros lejos de la ciudad y también del cerro de Monserrate, decidí volver y no encontramos el camino de regreso así que retome el camino al occidente donde debía estar la ciudad, seguimos en esa dirección, a lo lejos escuché el relinchar de un caballo, lo alcancé mientras mi amigo me decía que ya alucinaba, ese alguien a caballo venía de un municipio cercano llamado La Calera, él no sabía como ir desde ese punto a Bogotá; no tenía otra salida, nos indicó la dirección de la que él venía que era efectivamente hacia donde íbamos y pues ni modo de alguna forma debíamos salir de la cordillera, así que seguimos por donde nuestro instinto y las sombras indicaban.
Logramos llegar a La Calera, después de 6 horas de caminata entre montañas y un páramo bastante hermoso nos reencontramos con la civilización, totalmente rendidos y tras un bus intermunicipal y otro atravesando la ciudad llegué a mi casa...

Creo que mañana no correré.